Complicaciones.
—Muy buenos días jóvenes —saludó el entrenador Lee.
—Buenos días entrenador —dijeron armónicamente todo el equipo.
Jungkook buscó con la mirada a Jimin y por suerte lo encontró. Se estaba atando las agujetas de sus tenis. Sonrió al verlo con esa vestimenta. Tenía un short oscuro, camisa negra algo larga y sus tenis del mismo tono, haciendo resaltar su color de piel aún más.
Para Jungkook; Jimin se veía demasiado tierno.
Aunque sus compañeros pensaran otra cosa.
—Oye Kook, sí que es lindo el nuevo —susurró cerca del pelinegro.
—Cierra la boca, Taemin —se vio algo molesto.
Todos esperaban al pelirosa. Jimin no tardó en sentir todas las miradas encima, así que se apuró y corrió a un lado del entrenador. La mayoría de los integrantes del equipo veían descaradamente las piernas de Jimin, haciendo que este se sintiera incómodo.
Escondiéndose detrás del profesor Lee.
—Bien, Jimin comenzarás con un calentamiento —informó mirándolo, a lo que él nombrado asintió—. Junho, ¿por qué no le ayudas con eso? —aunque le haya preguntado, el castaño sabía muy bien que era una orden que debía seguir.
Le hizo señas con la cabeza a Jimin para que lo siguiera, todos los demás se fueron a sentar a las bancas que había. Tal vez si lo asustaba un poco, se retiraría y no retrasaría más al equipo.
—Junho —Jungkook lo tomó del brazo. Su amigo lo miró—, por favor, no seas tan duro —pidió en voz baja, para que solo él lo escuchara.
Conocía a su amigo, cada vez que un chico se unía era demasiado duro con los calentamientos.
El castaño solo asintió, se zafó y fue con el pelirosa.
—A petición del Co-Capitán... —miró a su amigo, quien se veía algo preocupado—. Harás este circuito cinco veces —sonrió ladino.
Y que agradezca Jungkook que no puso a Jimin a hacerlo diez veces. Además, ahora podría caerse, debido a que hace poco regaron la cancha.
—Pero-
No le dio tiempo de protestar pues Junho había hecho sonar el silbato.
No le quedó de otra más que hacer caso, bajo la intensa mirada de algunos jugadores hizo el circuito.
Después de terminar, Junho le ordenó dar dos vueltas a la cancha, mientras cantaba el himno nacional de Corea del Sur.
Y mientras lo cantaba, el pelirosa se pudo dar cuenta que todos reían.
¡Se estaban burlando de él!
Vio como Jungkook negó con la cabeza, se sintió tan avergonzado.
—Entrenador, ¿no interferirá? —preguntó Jeon, ya estaba harto de escuchar a sus compañeros reírse de su pequeño.
—No está haciendo nada malo, Jungkook —contestó el entrenador—, aunque, si quieres... Tú puedes parar esto, después de todo eres el Co-Capitán —le dio la clave al joven.
Jungkook se mordió el labio, una fuerte punzada se instalaba en su pecho. Quería interferir, pero... Tenía miedo. Se volvió a sentar, rindiéndose.
Ahora Jimin hacia unos ejercicios, Junho había puesto ocho balones a una distancia considerable, para que el nuevo las pateara y anotara. Llevaba tres y había anotado solo dos.
—¿Ya le viste el culo? —un chico murmuraba con Taemin y otro más, eran los que más se burlaban y miraban a Jimin.
—Sí, es lindo... ¿Tendrá pareja? —conocía como era Taemin.
No permitiría que le hiciera lo mismo que les hace a las chicas.
—Lo dudo, nunca lo he visto con alguien. Siempre se la pasa con el otro rarito —informó otro chico.
Jungkook apretaba los puños, retenía sus ganas de levantarse y golpear a esos tres. Si Jimin entraba, lo alejaría de ese trío, nadie lastimaría a su Jimin
Siguió mirando al menor, iba bien, hasta ese momento el pelirosa pisó mal, haciendo que resbalara y cayera fuertemente al suelo.
Taemin y sus amigos rieron bajo, esperaban con ansias eso. Junho ni se inmutó y estaba haciendo sonar el silbato y gritándole que le levantara.
—¡Levanta tu trasero del pasto! ¡Aún no terminas! —Jimin miró a su lado.
Todo se reían y Jungkook... su mirada era de tristeza.
—Eres demasiado débil, solo fue una caída —ahora se sentía humillado.
Se levantó y sin esperar más corrió, yéndose del lugar. Lastimosamente volvió a caerse, ganándose las risas más fuertes de sus compañeros. El entrenador Lee negó con la cabeza y les hizo guardar silencio a todos. Jungkook salió detrás de Jimin, ya no le importaba el entrenamiento lo que le importaba era ver si el chico pelirosa estaba bien.
Park corría hacia los baños, algunos alumnos iba llegando, no le importó si chocaba con ellos. Quería llegar muy pronto hacia ese lugar deseado, para poder estallar en llanto.
Cuando estuvo dentro, comenzó a lavar sus manos, quitando algo de lodo que tenía por la segunda vez que cayó. Se miró al espejo, tenía algunas manchas en su rostro, las quitó y pronto, sus lágrimas se mezclaban con el agua.
Miró su ropa, estaba manchada. Lo más seguro es que Jungkook esté pensando que es muy patético.
Pero recordó lo que Junho le dijo.
¿Jungkook planeó esto? No, él no podría. Pero si Lee le dijo que era a petición del Co-Capitán, tal vez Jungkook le pidió a su amigo que lo hiciera pasar por todo esto, la pregunta es... ¿Por qué? El pelinegro siempre se ha caracterizado por ser muy amable y el día que lo conoció lo comprobó, no tendría sentido que hiciera esto.
Aún así, no pudo evitar apretar sus manos.
No pudo evitar sentir enojo hacia él.
—¿Jimin? —la voz de Jungkook apareció, cortando sus pensamientos.
—V-Vete —dijo casi como un susurro.
—Jimin, ¿estás bien? —¿por qué le preguntaba eso? Si él planeo todo esto—. Jimin sé que Junho fue duro, yo le pedí que...
—¡Si, me dijo que fue a petición tuya! —lo interrumpió.
Al parecer la única manera de que Jimin se atreviera a mirar y hablarle a Jungkook, era cuando estaba enojado.
—Tú planeaste dejarme en ridículo —sentenció.
Jeon frunció su ceño.
—No, claro que no Jimin —se negó rotundamente.
¿Qué carajos le había dicho Junho al pelirosa? Se preguntó Jungkook.
—¿Por qué Jungkook? ¿Qué fue lo que te hice para que decidieras hacerme esto? —Jimin estaba dolido, la imagen que tenía de el mayor se estaba cayendo.
—Jimin estás malinterpretando todo, yo le pedí a Jun que no fuera tan duro contigo... Jamás le pedí que te pusiera a cantar o a patear los balones con la esperanza que cayeras —explicó y se acercó a Jimin—, debes creerme. Jamás haría una cosa para lastimarte —sonaba tan sincero para Park.
Sin darse cuenta, ambos estaban a menos de un metro. Jungkook de ladeó su cabeza, sonrió tierno para su lindo chico. Lentamente acercó su mano a su rostro para limpiar las lágrimas que caían.
Mientras Jimin, se había perdido en la mirada de Jungkook, sentía su respiración agitarse, su corazón palpitaba, ese cosquilleo en su estomago y vientre apareció.
—¿Te... Te he dicho que e-eres muy l-lindo? —preguntó con esa hermosa sonrisa que lo había enamorado.
Jimin no pudo evitar sonrojarse, claro que le dolía pensar que Jungkook podía estarle mintiendo, pero, ¿por qué lo haría?
No había respuesta, solo quería disfrutar de este momento, el cual había soñado desde hace años.
✧✦✧
—¿Y qué pasó después? —Namjoon preguntó curioso.
Jimin se había encargado de hacerle saber a su mejor amigo lo que había sucedido entre él y Jungkook.
—Nada, entraron unos chicos del equipo y nos separamos —se notó algo decepcionado, él quería probar esos hermoso y finos labios del pelinegro.
—Lástima, pero anímate —le dio un leve empujón—, nos toca Literatura, será la nueva materia donde estará presente Jungkook —movió sus cejas.
Causando que su amigo riera, tenía razón; vería a Jeon otra vez.
Entraron al salón, Jimin guió a Namjoon hasta dos butacas vacías, en la tercera fila.
Justo detrás de Jungkook.
—¿Eso significa que ya no más escondites? —preguntó bromeando un poco.
Jimin rió.
—Miren a quien tenemos aquí, ¿cómo estás Mud Boy? —rió el chico.
Jimin simplemente lo ignoró.
—No te pongas sentimental —habló otro chico, a este si lo reconocía.
Su nombre era Taemin.
—Déjalo en paz —todos voltearon hacia la entrada del salón—, no quiero que se le acerquen. ¿Me oyeron? —habló fuerte y claro.
Los dos chicos no les quedó de otra más que asentir. El pelinegro se sentó en su lugar, pero se acomodó para mirar a Jimin, quien sonreía feliz.
—Gracias —le dijo con timidez.
—De nada, bonito —le guiñó el ojo.
El profesor entró, todos guardaron silencio. Él no era el viejo profesor que se imaginaron cuando les informaron que vendría un suplente. Este profesor era demasiado atractivo, no pasaba de los 30 años.
Por lo mismo, los alumnos no tardaron en murmurar, Jimin miró sorprendido a su compañero de al lado, quien ahora se escondía detrás de su libro.
—Buen día a todos, mi nombre es Kim Seokjin —se presentó con tono neutral, pero para los demás sonó algo serio—. Y seré su maestro suplente hasta que regrese su antiguo profesor —agregó, esta vez con una pequeña sonrisa.
Jimin quería reírse en este momento, Namjoon, quien siempre amaba esta materia, ahora solo parecía querer largarse de aquí.
Lastimosamente no podría, ya que les tocaba dos horas Literatura.
Así que el peliazul tendrá que disimular y esperar que su novio no diga o haga algo que hagan que sospechen.
✧✦✧
La clase había dado fin. Namjoon respiró aliviado cuando la campana sonó. Ambos amigos se disponían a salir pero dos personitas los interrumpieron.
—Joven Kim —habló el profesor Seokjin.
—Jimin —mencionó Jungkook.
Ambos se miraron, asintieron y cada uno se fue con su respectivo acompañante. Jimin se llevó fuera del salón al pelinegro, sabía que no debía quedarse ahí, mucho menos Jungkook.
Por eso fueron a la cafetería, tomados de la mano. Ninguno reaccionó, hasta que los alumnos que estaban en la cafetería comenzaron a murmurar y a felicitarlos en voz alta. Miraron sus manos, no pudieron evitar sonrojarse y sonreír como bobos enamorados.
Regresando con Namjoon, él estaba sumamente nervioso. No sabía que su novio seria su profesor, además se suponía que estaba en California.
—¿No piensas saludarme, Joonie? —preguntó en un tono completamente diferente al que usaba en su clase.
—Yo... no me dijiste que habías vuelto —le dijo mientras caminaba hacia el castaño.
—Era una sorpresa, cielo —sonrió.
Tomó las mejillas del peliazul plantándole un beso. Ambos gozaban mucho ese beso, pero Namjoon recordó donde se encontraban.
Por lo cual se separó.
—Hyung, le recuerdo que en esta escuela está prohibido que los maestros sostengan una relación amorosa con sus alumnos —le hizo saber una de las reglas de la escuela, por más que quisiera besar al castaño.
Ahora no era el momento ni el lugar adecuado para hacerlo.
Jin rió levemente.
—¿Y si te dijera que esa regla me importa un carajo? —tomó la cintura de Namjoon atrayéndolo.
—Hyung —se removió.
Lo último que quería, era que los descubrieran. La carrera de su novio se podría ver manchada por esto.
—Ahora no, cuando salga podremos ir a casa —agregó.
—Bien cariño, como gustes —le dio otro beso, esta vez en la mejilla.
El amor a veces es complicado...
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